El viaje de los experimentadores interplanetarios (extraterrestres) enviados por las jerarquías de la Hermandad Blanca del universo se hizo hacia el pasado de la Tierra en un espacio contenido dentro del gran espacio, y ahora está llegando el momento en que ese espacio menor se integre al espacio mayor, conectándose en otra parte de la espiral del tiempo universal, lo cual coinciden con el final de un ciclo cósmico de todo el sistema del que formamos parte. A esto le llamamos el «Giro del Tiempo», un proceso que se acelera de redimensionamiento planetario y de los individuos que moran en esos mundos, lo que significa una suerte de evacuación y examen colectivo.
El giro del tiempo supone la conexión cada vez más cercana con el real tiempo del universo y el retorno del Gran Instructor, llamado el Cristo cósmico. Supone esto el salto vibracional de la humanidad hacia la Cuarta Dimensión en los próximos años, si seguimos laborando creciendo en la introspección y el autoconocimiento y si no nos dejamos desalentar por aquellas fuerzas de oposición interesadas en boicotear el proceso. Algo tan importante como estas aseveraciones de tiempos reales y otros alternativos, tendrían que estar corroboradas de alguna manera por la ciencia, o por lo menos debería la ciencia aportarnos algún indicio que así lo corroborase. Precisamente, hace muy poco hubo un gran escándalo cuando se supo que la Sonda espacial Voyager que debía salir fuera de nuestro sistema solar rumbo hacia otras estrellas buscando condiciones para la vida, al llegar al final del sistema dirigió sus cámaras y detectores hacia la Tierra, y ¡no encontró vida en nuestro mundo! Lo que ocurrió fue que la sonda habría pasado muy cerca de las Lunas de Júpiter donde habría una suerte de «Ventana Interdimensional» o «Portal Galáctico» que conectaría con el Real Tiempo del Universo. Y en el tiempo real, no hay vida en la Tierra porque nuestro mundo murió completamente hace más de 1,200 millones de años producto de impactos de lluvia meteórica.
Cuando los científicos se afanan en tratar de datar la antigüedad del universo, lo hacen calculando el «Big Bang» en base al efecto «Dopler», que es el corrimiento de la luz hacia el color rojo. Las estrellas y galaxias se van alejando unas de otras a grandes velocidades, y según esto el universo tendría entre diez mil a quince mil millones de años de antigüedad. Pero lo que ellos no se explican, es por qué cada vez que orienten sus telescopios hacia determinado lugar del espacio, se encuentran con estrellas más antiguas que la creación del universo, lo cual es imposible. A menos que estemos viendo todo por una ventana y nos encontremos realmente en un tiempo encapsulado.